Mis
raíces se hunden en el suelo,
en
lo profundo, la tierra y yo somos uno
en
un abrazo interminable.
Por
la noche, habitan alas sobre mí
Mientras
el viento, deshace la luna entre mis ramas.
Ellas
me cuentan al oído, extraños viajes.
Fui
semilla alguna vez.
Y
latía mi corazón inmenso, entre paredes encerrado.
Soñaba
un mundo verde; que me llamaba con todas
las
voces del rocío.
Y
llego la primavera, abriéndome de par en par
las
puertas del sol, mis primeras hojas se hicieron miles
con
su luz, hasta que el murmullo creció y creció hacia
arriba,
muy arriba.
Ya
nada tengo que temer, ninguna tempestad
podría
derribarme ahora.
Y
esta noche, he sentido el peso de mis frutos
Balanceando
mis ramas.
Yo,
era un árbol, cualquier árbol hasta hoy
en
que algo atroz ha sucedido.
Algo
que no me escucha ha venido, con extrañas voces
a
reclamar mi vida,
Y
ahora yazgo en el suelo, desangrándome
en un mar de cenizas.
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